En el inicio siempre está el color del pomo -el profundo azul ultramar o el rojo carmín de fuego- para elaborar las paletas. Y después surge ese otro, el sucio, mezclado, que se va conformando a partir de la acción sobre la tela. Con diferentes herramientas como espátulas o peines de goma retiro en alguna parte el óleo aún húmedo, dejando aparecer de manera sutil un plano de color seco de la capa anterior. Me interesa esa vibración que se produce entre los colores en diálogo por contigüidad o yuxtaposición de capas. A veces hago girar la tela. Esta acción me ofrece nuevas pautas de interpretación.  En una superposición de planos, líneas y pinceladas curvas, pinto ¿globos, úteros, hojas, túnicas, coronas? resultando en una narración donde distintos personajes son protagonistas.